Los estudios y las
investigaciones sobre fronteras, desde la perspectiva de las ciencias sociales
y sus desarrollos contemporáneos, continúan siendo una novedad en nuestro país
y por tanto su desarrollo es aún incipiente. Esto también es válido para la
región amazónica y en general para el medio académico latinoamericano, con
algunas excepciones como la que ha creado una tradición de investigación en el
caso de la frontera entre México y Estados Unidos y, en menor medida,
Brasil-Argentina.
En el caso de las
fronteras de Colombia, se pueden contar con los dedos de la mano, los estudios
e investigaciones cuyo objeto central sea el medio fronterizo. Sobresalen en
este panorama los trabajos de Jane Rausch sobre la frontera de los Llanos
orientales, los estudios de Socorro Ramírez sobre las fronteras colombianas con
Ecuador y Venezuela y los estudios sobre la historia de la frontera amazónica del profesor Carlos Zárate, director del grupo de estudios transfronterizo GET.
El reciente fallo
de la Corte Internacional de Justicia sobre el diferendo entre Colombia y
Nicaragua, favorable a esta última nación, ha puesto de nuevo en evidencia las
serias fallas de Colombia en materia de política de fronteras y, sobre todo,
algo que ha reconocido el mismo presidente, relativo al abandono y
desconocimiento de nuestro país de la realidad de sus fronteras, de la gente
que las habita y de las relaciones que ha tejido con la población de frontera de
los países con quienes compartimos este espacio singular.
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